lunes, 28 de octubre de 2013

REBELDES

  De repente, recordé que había hecho un pacto con mis hermanos, Soda y Darry, en el que juraría no pelearme con mi hermano mayor, Darry. Supe que debería cumplirlo, después de que mi hermano Soda nos dejara claro que estaba harto de nuestras disputas.  

    En realidad, yo tampoco estaba a gusto con esta situación y deseaba cambiarla. La muerte de mis padres nos dejó marcados para el resto de nuestra vida, ese era el motivo por el cual no convivíamos en un ambiente del todo cómodo. 

    El hecho de que murieran también dos de mis mejores amigos, Johnny y Dally, remató la pena en la que me encontraba sumergido. No eran tiempos buenos. Me amargaba cada día más y más tumbado en mi sofá viendo pasar el tiempo. Seguía sin ver la luz al final del túnel. No deseaba ni dinero ni salud ni ninguna otra cosa que la gente normal desea en sus vidas, yo, simplemente quería ser feliz. 

    De repente, escuché como alguien entraba por la puerta. Un muro evitaba que viera a esa tal persona que acababa de entrar en casa. Oí como los jarrones, cuadros y demás cosas que teníamos como adornos iban cayendo al paso de este individuo. Por fin llegó al salón donde me encontraba yo. No daba crédito a lo que estaban viendo mis ojos: ¡era mi hermano Darry borracho! En aquel momento sentí un miedo terrible de él, estando inmerso en aquella agresividad con la que rompía todo lo que se encontraba a su paso. Empezó a dar tumbos de un lado para otro y lo encontraba bastante nervioso, desconocía el motivo. Comenzó a pegarme tal paliza que me dejó inconsciente. Al parecer quedó rendido él también de los puñetazos que me asestó. Me desperté de mi estado y lo vi tendido a lo largo del sofá vestido completamente y sosteniendo una botella de alcohol con la mano llena de moratones de ya sabes que. 

    No pude soportar que después de haber hecho aquel pacto con él y con Soda, Darry me diera tal paliza. Salí corriendo hacia el bosque que rodeaba la casa. Iba con lo puesto. Mientras lloraba recostado sobre los pies de un viejo sauce, pensé que esta situación no podía continuar así. Seguía llorando y llorando y el mar de penas que me rodeaba se me hacía eterno. 

   No vi la salida, me miré los viejos zapatos y unos largos cordones caían sobre el suelo frío del bosque. Estaba atardeciendo y vi que llegó la hora se acabar con todo. Desabroché los cordones de los zapatos y me hice con ellos un nudo atado al cuello. Caminé y caminé durante bastante tiempo bajo la mirada silenciosa de los sauces, tratando de que me dieran una solución a mi problema. Sorprendentemente o no, no di con ella. 

    Estaba decidido, subí a un árbol y até con las pocas fuerzas que me quedaban la soga a una rama gruesa. Dejé caer todo el peso de mi adolescencia e inocencia al vacío. 

    Horas más tardes, mi hermano Soda llegó a casa y preguntó a Darry sobre mi paradero. Me buscaron durante toda la madrugada, hasta que me encontraron. Mi cuerpo yacía muerto bajo la atenta mirada desde el cielo de mis amigos también fallecidos Johnny y Dally. 

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