miércoles, 30 de octubre de 2013

Continuación de La leyenda del Cid

Días tras la muerte del Cid, Jimena andaba recaída, lloraba lloraba y no paraba. 
Un mes después consiguió superarlo y decidió que debía de pasar pagina y buscarse a otro hombre, pues esta estaba sola y no tenia apoyo, las hijas cuando se casaron con los príncipes se fueron de la ciudad y se quedó sala.

Un mes después Jimena venia del mercado de hacer la compra y se tropezó,  con un joven y apuesto rey, alto, robusto, guapo, moreno y muy amable, llamado Arturo, las bolsas salieron rodando y la comida salió disparada cada una por un lado. El se diculpó

Arturo
-Disculpe, soy un torpe, dejeme ayudarle.

Jimena
No, no pasa nada, me distraje yo ajustando la cuenta

Jimena
-Permiteme ayudarle a una joven ta bella como usted

Arturo
-Vale, esta bien, gracias

(mientras recogían la compra del suelo)

Arturo
-A todo esto ¿como se llama?

Jimena
(sonrojada) -Yo Jimena ¿y usted?

Arturo
- Yo soy Arturo, encantado.

Estos empezaron a mantener una conversación y se cayeron bien, habían quedado días después.
A los pocos días, el hombre se presenta en casa de ella y empiecen a hablar sobre sus vidas, una vez contada las historias el se emociona con la de ella y viceversa. Siguieron quedando algunos que otros días. Poco a poco fueron conociéndose mas y este se declaró ante ella. El no aceptó un no por respuesta y comenzaron a ser pareja. Meses después estos se casaron, y empezaron a vivir juntos. Con el paso del tiempo ella fue reina, tenían un palacio lujoso, donde por supuesto vivieron también sus hijas y suegros, y esta familia vivieron felices y comieron perdices. Fin. 











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