Al morir Gregor, toda la familia sintió un gran sentimiento de libertad. Para olvidar todo lo ocurrido decidieron mudarse dejando a su hijo enterrado en su sucia habitación hasta que se descomponiéndose. A los tres días encontraron una casa ideal a la que se trasladaron inmediatamente. En el preciso momento en el que la familia cerró la puerta principal, alguno sucedió en el dormitorio de Gregor, su cuerpo adquiría una brillantez impresionante y su volumen fue aumentándose y alargándose. Ya se podía distinguir algo, ¡era su antiguo cuerpo! El pelo le empezó a crecer, la cara se fue definiendo, las múltiples patas ya eran extremidades humanas...
Pasó la noche y a la mañana siguiente algo sorprendente ocurrió... ¡Gregor estaba respirando! Con bastante esfuerzo intento levantarse. Se puso en pie pero cayó, no recordaba como andar. Fue arrastrándose por toda la casa para vengarse de su familia. El salón estaba vacío, los cuartos también, la cocina deshabitada. Otra vez se encontraba solo. Lleno de rabia. Emprendió una búsqueda exhaustiva de pistas que le pudiesen llevar hacia sus parientes. No encontró nada.
Hambriento se deslizó a la cocina, abrió el frigorífico con esfuerzo, lo miró y nada llamaba su atención y sin saber el porqué, reptó a la papelera encontró comida y se la empezó a comer en el suelo, sin ningún tipo de escrúpulos. Se dio también cuenta de que en la papelera había un libro de anuncios de casas, una de las páginas estaba señalada. Esa era el nuevo hogar de su asquerosa familia. Empezó a analizar la hoja pero no se acordaba bien de cómo leer. No obstante, gracias a unas palabras sueltas supo averiguar dónde estaban ellos. Había un problema, ese lugar estaba muy lejos y no recordaba cómo andar.
Pasaron tres meses, durante estos Gregor aprendió a andar, pero sus hábitos alimenticios eran algo peculiares. También intentó hablar en varias ocasiones, aunque rara vez logró formular una palabra entera. Gregor estaba ya preparado para por fin poder vengarse de su familia.
La brisa, el sol... le hacían sentir una cosa que ya había olvidado, pero que ahora recordaba y eso le encantaba. Respiró profundo y gritó:
-¡Soy libre!- Exclamó Gregor con su extraña pronunciación. Se acercaba un coche, este le hizo una señal. Al mismo tiempo que decía. -Taxi.
Llegó a la casa, estaba muy nervioso, sudaba, aun no sabía exactamente cómo se iba a vengar. Justo en el momento que el coche se paró en frente de la puerta principal. Vio a su hermana en el jardín y había un hombre arrodillado ante ella. Le estaba proponiendo matrimonio y la hermana aceptó. Gregor al ver esto supo cómo sería la venganza perfecta a su hermana. Grete no se percató de que la estaban observando. Ella corrió dentro de la casa con él a darle la buena noticia a sus padres. Gregor salió del taxi y se escondió en una caseta que había afuera. Allí fue planificando todos sus planes.
Cuando la familia salió fuera de la casa para celebrar lo recién sucedido, Gregor entró y a la comida que la madre tenía preparada para esta noche, la envenenó con un producto muy tóxico que había encontrado en la caseta volcó todo el contenido de la botella en la olla y se metió de nuevo en su escondite.
En el momento llegaron los cuatro, Gregor fue a espiarlos desde la ventana. Como se reían, se divertían en tan solo tres meses se habían olvidado ya totalmente de él. Empezaron a comer. Gregor entró en la casa y todos al verlos no sabían ni qué decir ni qué hacer.
-¿Os alegráis de verme?- Preguntó con dificultad.
-Gregor... cariño...- Dijo la madre, la que al mismo tiempo se levantó y fue a abrazarlo, pero una fuerte tos lo impidió.
-¿Quién es este?- Le consultó el prometido a su hermana.
-¿Qué quién soy yo? Yo soy aquel que esta familia marginó, pegó y olvidó. Incluso fui aquel cuyo padre le tiró una manzana putrefacta causando una muerte por envenenamiento e infección. Pero sobreviví y ahora estoy aquí.- Manifestó con rabia y con impedimentos Gregor.
-Hijo... perdón por todo lo que...
-Ya no me valen esas falsas y convenidas disculpas.- Interrumpió Gregor a su padre.- Ahora todos ustedes sufriréis lo que a mi me padeció. Es de vuestra incumbencia saber que os he intoxicado la comida.
Justo en ese momento el prometido de Grete cayó al suelo.
-¡NOOOO!- Exclamó ella al mismo tiempo que iba hacia él.- No te vayas... por favor...- Empezó a llorar y dirigiéndose a su hermano- ¡¿Por qué?!... Eres un cabrón.
Fue a atacarle, pero dos segundos antes de que lo alcanzase esta cayó al suelo. La madre sin casi ya respiración fue hacia él y le cogió por la pierna y murió. Él se giró hacia ella dándole la espalda a su padre, este aprovechó y con las pocas fuerzas que le quedaban le clavó un cuchillo en la espalda. Gregor se cayó estaba inmóvil pero aún no había perdido el conocimiento. Solo quedaba una última víctima, el padre, ya se encontraba en el suelo murmurando unos últimos jadeos. Cuando Gregor los vio ya a todos muertos, sonrió y un gran silencio inundó la habitación.
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