domingo, 19 de enero de 2014

Continuación del libro "De la Tierra a la Luna".

     Como anteriormente habían citado los miembros del Gun Club, la única parte visible de la Luna para nosotros, los humanos, no poseía agua ni aire. Sin embargo, ya que el eje de la Luna se encuentra en la parte opuesta, es decir, la que no alcanzamos a ver, toda masa de agua y aire que pudiera existir en nuestro satélite, se habrían visto atraídas hacia esa cara opuesta. Por lo tanto, era posible que existiera algún rastro de vida alienígena.

     Tras el fracaso del proyecto de la empresa, esta se puso manos a la obra en intentar un nuevo lanzamiento de un proyectil casi idéntico al anterior. Nombraron como nuevo dirigente al frente del Gun Club a Charles Thompson. 

     Eran conscientes de que las fórmulas llevadas a cabo por el Gun Club para averiguar la hora exacta a la que sería lanzado el proyectil estaban mal resueltas, por lo que, mediante otras operaciones matemáticas pero con igual objetivo, llegaron a la conclusión de que si se hubiera lanzado 5 minutos antes, este habría alcanzado con éxito el satélite terrestre.

     También eran conscientes de que para que esto ocurriera, tendrían que haber transcurrido 18 años y 11 días. Pero este hecho no chafó el plan de la empresa. Su obsesión era tal, que no les importaba esperar lo que fuere para conseguir su objetivo más deseado. Se hallaban absolutamente convencidos.

     Gracias a la cantidad de tiempo tan largo del que disponían, se emplearon al máximo por que ese día nada fallara.

     Transcurridos varios años, 15 en concreto, la empresa seguía con la misma ambición, incluso aún con más ganas de llevar a cabo el viaje. Lo tenían todo a punto, solo faltaba colocar el proyectil en su suporte para efectuar tan deseado viaje. Estaban convencidos de que nada podría ir mal.

     Ya apenas faltaban 2 meses, y las televisiones de todo el mundo nos bombardeaban a base de grandes avalanchas de noticias, informando así del gran momento que viviría el planeta en pocos días. Todos sabían que esto iba a ser un gran avance para la civilización humana.

     Una semana antes del lanzamiento, los ojos de todo el mundo miraban fijamente al proyectil, ansioso de penetrar el horizonte.

     El viaje lo iba a efectuar el nuevo dirigente del Gun Club, Charles Thompson. El cual daba su vida, si hiciera falta, por la empresa. Estaba perfectamente mentalizado como para saber que si algo saliese mal, al igual que las otras tres personas que efectuaron el viaje, se pudriría en el espacio ante la atenta mirada de los millones de personas que lo vigilarían desde nuestro planeta.

     Al fin llegó tan esperado día. Tras de sí dejó 18 años y 11 días con todos sus correspondientes minutos y segundos de espera angustiosa. Todos miraron al proyectil, ya colocado en su soporte. Dentro se hallaba el dirigente del Gun Club. Las miradas de los allí presentes miraban con cierta impotencia como se acercaba la hora exacta en la que los tres viajeros, que ahora se encontraban dando vueltas alrededor de la Luna, se despedían por completo de la Tierra, y marchaban hacia el espacio. Transcurridos 4 minutos y medio después de este momento, todos esperaban con todas las ganas del mundo a que se desgajasen esos 30 segundos restantes y por fin, el proyectil pusiera rumbo a la Luna.

     3, 2, 1, ¡Fuego! La gran llamarada impulsó el proyectil, y pronto se perdió en el cielo. Durante todo el viaje, el proyectil sería contemplado a través de telescopios de todo el mundo. 

     Transcurridos cinco días, por fin, pisó la Luna. Charles Thompson no podía creer lo que estaban viendo sus ojos. Cuando bajó de la nave, se encontró a un grupo bastante numeroso de seres con vida. Eran de estatura baja, aproximadamente 1,20 m. Poseían una cabeza muy grande en comparación con los humanos, y ensanchada por ambos lados. Carecían de orejas, solo se dejaban ver unos pequeños orificios, que daban a entender que serían sus órganos de audición. Grandes ojos, algunos verdes y otros azules, con mirada penetrante y no pestañeaban.

     Charles se quedó anonadado ante este situación. Delante de todo este "ejército alienígena" se encontraban sanos y salvos Barbicane, Nicholl y Michel Ardan. Charles no entendía tan surrealista situación, y al darse cuenta de ello, Barbicane dio un paso hacia delante y le explicó de la siguiente manera:

     -Hola, Charles. Tenemos que daros una noticia a ti y a toda la civilización humana. Cuando llevábamos 3 meses suspendidos en la nave y dando vueltas alrededor de la Luna, una nave extraña se acercó a nosotros. Eran alienígenas y venían a rescatarnos.
     -¡Vaya! -exclamó Charles con alegría y sorpresa a la vez. -¿Así que no estoy soñando verdad?
     -En absoluto. -Dijo Nicholl alegre.
A esto siguió Barbicane:
     -Así que nos rescataron y durante estos 18 años nos han estado alimentando y dándonos todo lo necesario. Les estamos muy agradecidos. Y los alienígenas eran conscientes de que el Gun Club iba a efectuar este viaje, y por eso hemos venido hoy aquí.
Charles seguía sin creerlo... Al fin, convencido de todo, fue a saludar a todos los que se encontraban allí, y le explicaron brevemente el plan que tenían ideado:
-Hola Charles, somos habitantes de la Luna, y como conocemos de vuestro interés por averiguar que existe vida en este satélite, hemos pensado en hacer un viaje a la Tierra para que humanos y alienígenas estemos unidos para siempre.
-¡Buena idea! -expresó Charles Thompson con exaltada alegría. -Sin duda es una magnífica idea.
Prosiguió el alien:
-Lo tenemos ya todo planificado y el viaje se efectuará mañana. Viajaréis ustedes y el máximo representante de la Luna.

     Llegó el día, y Charles Thompson, Barbicane, Nicholl, Michel Ardan y el máximo representante del satélite terrestre se encontraban en la nave esperando a que ésta despegase. Pusieron rumbo a la Tierra, y tras 5 horas de viaje a una velocidad estrepitosa, aterrizaron en el aeropuerto de Florida. Bajaron de la nave, y se pusieron en contacto con los medios de comunicación de todo el país. Más tarde se hicieron eco de ello los demás medios informativos de todo el mundo.

     El alienígena, acompañado de los cuatro viajeros, se citaron con los medios en un enorme auditorio de Florida. Allí, el representante de la Luna explicó:

     -Para comenzar, buenos días a todos. Supongo que estaréis extrañados con mi visita, pues bien, soy el máximo representante de vuestro satélite. Y vengo para comunicaros que no queremos que esto estalle en una guerra ni nada por el estilo. Vengo a que firmemos la paz, y nuestros dos mundos estén unidos durante el resto de los días.

     El alcance de esta noticia bomba se extendió por todo el planeta, y a todos les pareció buena la idea. A partir de ese momento, alienígenas y humanos convivían con la máxima naturalidad.



    

    


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