domingo, 2 de marzo de 2014

El misterio Velázquez

Pasaron varios meses tras la muerte de Velázquez y su mujer Juana Pacheco. Cada uno seguía con su misma vida de siempre, en cambio, Nicolás no se podía olvidar de lo sucedido. Por más que se quería olvidar de todo no podía. Su amigo y cómplice, Juan Pareja, había regresado a su casa, ya que en palacio no tenía nada más que hacer, sus dueños habían muerto. Él se podía ir de aquel lugar y empezar de cero, en cambio Nicolás no. 
Un día, cuando él se encontraba en le patio de palacio, pensando en lo sucedido, Maribárbola fue a verlo. La preocupación se le veía en la cara. Tras la muerte del pintor, Nicolás no había vuelto a ser el mismo. Necesitaba contárselo a alguien, pero había prometido que no, pero él no aguantaba más. Así que decidió contárselo a su gran amiga.
- Mi querida Maribárbola, ¿qué te trae por esta parte de palacio?
- Oh Nicolasillo, vengo a verte. Tras la muerte de nuestro pintor, pareces distinto, ¿qué te aturde la cabeza?- preguntó con un tono preocupado.
-Algo muy escalofriante, algo difícil de contar..- contestó con una tristeza en su voz.
-¿Tan malo es eso qué no me lo puedes ni contar a mi? 
-Maribárbola.. si fuera tan fácil.. si te lo cuento, me tendrás que prometer que no contarás nada.- insitió .
-Claro que no amigo, claro que no.
Tras una larga hora, pude explicar todo lo sucedido que paso durante los tres meses que me encontraba viviendo en casa de Velázquez y un día antes de su muerte. Maribárbola estaba asombrada a lo que le había contado. Por su rostro no parecía creerme, pero tras enseñarle el pergamino con la cruz que siempre llevaba encima, me creyó. Desde aquel día en el que le conté todo, nuestra amistad se volvió más fuerte. Parábamos siempre juntos, ya que aparte de lo que le había contado, ambos éramos enanos y nos sentíamos más a gusto él uno con él otro.
Un día mi  padrino, Diego de Acedo, volvió a visitarme a palacio. Yo estaba tan entusiasmado ya que no lo había visto desde un largo tiempo, para ser más exactos desde aquel día que volvió avisarme sobre el cuadro de Velázquez.
- Padrino- grité entusiasmado al verlo.
- Nicolasillo, cada día estás más alto.
- No diga tonterías, más no puedo crecer.- sonreí.
-Bueno, ¿cómo va todo? A mi todo me va muy bien por Sevilla, por fin conquiste a la mujer que quería.
-Que alegría, a mi todo muy bien por aquí, no me siento solo, tengo una gran amiga que me ayuda en todo, Maribárbola.
-Es muy buena chica, deberías casarte con ella.-me dijo.
-¡Qué locura! es solo una gran amiga.-respondí riéndome.
Nos pasamos horas hablando sobre como iba todo, pero no le conté sucedido, no podía contárselo a más nadie. Tras irse, ya había oscurecido, así que me fui directamente a mi estancia, sin antes pensar en la conversación que había tenido con mi padrino. Pensando sobre el tema de Maribárbola me quedé dormido en un profundo sueño.
Al día siguiente me levanté y fui al patio donde me encontré a Maribárbola. Se le veía tan feliz, como siempre. Me acerqué y empezamos hablar como todos los días. 
Pasaban los días y cada vez me gustaba más, así que me reprantié  la idea que me propuso mi tío. Decidí casarme con ella.
Un día cualquiera, cuando ambos nos encontrábamos en el parque se lo propuse y ella aceptó encantada. Decidimos comunicarlo a todos nuestros familiares, ya que la boda se iba a celebrar en palacio.Tardamos meses en prepararlo todo, hasta que finalmente un 2 de Septiembre de 1665 nos casamos. Fue una boda sencilla, donde acudieron todos nuestro conocidos. Fue un gran día y gracias a ello podré empezar de cero y olvidar todo lo sucedido.



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