Al matar a su marido todo el mundo fue a ver lo que había pasado.
Muchacha: Yerma, ¿cómo has podido matar con tus propias manos a tu marido?
Yerma: Yo ya no consideraba marido a ese hombre, él no me quería.
Muchacha: Bueno, pero al menos podrías haber hablado con él de vuestros problemas, sin tener que llegar a esto.
Yerma: yo intentaba hablar, siempre lo he intentado y él nunca me echaba cuenta, ya estaba harta de escuchar todos los días la misma historia.
Yerma al día siguiente decidió marcharse de allí, decidió volver a Madrid, no podía continuar en aquel lugar que tan malos recuerdos le traía.
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