- Han pasado ya cuatro años desde la muerte de Gregor, y la familia Samsa se ha mudado a un pueblo de las afueras de París, concretamente, concretamente a Versalles, donde decidieron empezar una nueva vida sin preocupaciones y sin miedos.
- Llevaban un día a día muy cotidiano y rutinario: La primera en levantarse era la Sr. Samsa que hacia el desayuno, ya que en su casa no contaban con una sirvienta, más tarde sobre las diez ya estaba despierto el Sr. Samsa y solía ser Grete la última en levantarse.
- Buenos días Grete, ¿a qué hora llegaste anoche de trabajar?, cariño - dijo la Sr Samsa a Grete paulatinamente.
- Llegue a las once pasadas. - Respondió Grete con la boca llena.
- ¿Cuánto han pagado esta semana. - pregunto el Sr Samsa demostrando interés.
- ¡ Lo de siempre ! - exclamó cortante Grete, a la vez que se levantaba de la mesa de la cocina, donde estaban los tres desayunando y se dirigió a su habitación. Acto seguido dando un portazo , se dispuso a hacer su cama, vestirse y asearse para ir a recoger a su amiga y poner rumbo hacia su trabajo.
- ¡ No aguanto más ! - exclamó la Sr Samsa dando con el puño en la mesa, agresivamente y derramando un mar de lágrimas.
- Yo también me siento igual de mal. - La respuesta del Sr. Samsa ponía un punto en esa intensa conversación.
- Eran las doce cuando llegó a casa Grete, sus padres la esperaban despiertos en el sofá, querían hablar con ella de un asunto muy importante si querían seguir con sus vidas y que no hubiera conflictos entre ellos. Cuando Grete se sentó en la mesa, y tras pasar un largo e intenso minuto el Sr. Samsa preguntó:
- ¿ Ya no os acordáis de Gregor ? - preguntó el Sr. Samsa.
- Sí. - dijeron ambas al mismo tiempo.
-Pues bien, él hubiera querido seguir con nosotros, pero la vida no se lo permitió, ¿ y sabéis porqué ?, porque el amaba su día a día, le encantaba levantarse por las mañanas temprano para ir a trabajar y así poder traer un sueldo a casa para pagarte las clases de violín a ti, Grete, y para pagar al casero. Y es que, yo me acuerdo a menudo de él, y creo que fue un grave error aquello que hicimos en su día, pero ya no se puede remediar, hay que seguir con nuestras vidas y mantenerlo vivo en nuestros corazones, su vida rutinaria y aburrida lo llevó a convertirse, a lo largo del tiempo, en un engendro sin sentimientos, pero todo tiene dos salidas, la buena y la mala, y nosotros escojimos la mala. Hay que aprender a tomar decisiones, y tenemos que pensar las cosas antes de hacerlas, por favor, aunque ya no esté Gregor, intentemos no tener conflictos, seamos felices, todos juntos. - reflexionó el Sr. Samsa.
-Era evidente que nunca más fueron idóneos los sentimientos y reacciones en la familia Samsa, el paso del tiempo dejó paso a los sentimientos de frialdad y desconfianza que entre ellos estaban presentes y pesaba el vacío del drama que les tocó vivir, a pesar de haber dado un nuevo sentido a sus vidas.
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