domingo, 27 de abril de 2014

Continuación de Alicia en el País de las Maravillas.

Al despertarse, Alicia le contó a su hermana, Carol, el extrañísimo sueño que había tenido. Esta mira el reloj y en su cara se vio reflejada una mueca de preocupación. Acto seguido, miró hacía todos los lados. Alicia se empezó a preocupar. Pensaba que su hermana se había enfadado con ella debido a todo el tiempo que se llevó en aquel excéntrico país, pero su preocupación fue a más cuando escucho a Carolina gritar a voces su nombre.

- ¡Alicia! ¿Dónde estás? Ven para acá ahora mismo, son ya más de las ocho. ¡Alicia!
- Carol, no me grites, ¿no ves que estoy aquí? Respondió Alicia en tono molesto-.

Se hizo el silencio, y la pobre muchacha cada vez estaba más preocupada por su hermana menor. En cambio, Alicia pensó que todo era una broma y tras una infinidad de intentos por lograr que alguien la escuchara, decidió sentarse a esperar a sus padres que no tardarían en llegar. El motor cascado de un coche se escuchó a lo lejos. Ambas niñas se giraron rápidamente y salieron a correr hacia el vehículo del cual sus padres salían. Alicia se agarró al cuello de su madre pero esta parecía no captar su presencia.

-Hola cariño, ¿cómo os ha ido? ¿y tu hermana? -Dijo Melisa, la madre-.
-Madre, yo estaba leyendo en la orilla del río y cuando me di cuenta Alicia ya no estaba. La he buscado por cielo y tierra y no he logrado hallar rastro alguno -respondió Carolina echándose a llorar-.

Todos buscaron a la pequeña niña, y ya dándose por vencidos volvieron a casa con la esperanza de que la policía la encontrara. La noche pasó y a primera hora de la mañana un campesino que regaba sus naranjos llamó a Ramón, que era el padre de familia, dándoles la trágica noticia de que había encontrado a su hija inconsciente cerca de una madriguera.

El reloj apenas marcaba las diez de la mañana cuando el resto de la humilde familia ya se encontraba en el hospital. Sus rostros se inundaron de lágrimas al ver el delicado cuerpo de Alicia inconsciente sobre la cama. A los pocos minutos el médico llegó a la pequeña y fría habitación contándoles la situación.





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