sábado, 26 de abril de 2014

Historia de una escalera

     (Han pasado diez años más. El edificio tiene algunas mejoras, entre otras, un ascensor. La estructura sigue igual de vieja.)

     (TRINI sale del III. En ese momento, ELVIRA también abandona el II.)

TRINI: Hola, Elvira. Buenas tardes.

ELVIRA: Me alegro de verte. Voy al mercado a comprar lo necesario para la cena de esta noche. ¿Vendrás al cumpleaños de mi marido, no?

TRINI: No lo sé, tengo que cuidar de Rosa. Está enferma desde la semana pasada; la edad no perdona. Ahora me disponía a ir a la farmacia para comprar sus medicinas.

ELVIRA: Bueno, seguro que podrás escaparte un ratito. He invitado a todos los vecinos, pero.....no sé quiénes vendrán, por eso estoy preguntando. No puedo permitirme comprar muchas cosas  y tampoco quiero que, después, se estropeen porque nadie se las comió.

TRINI: Te comprendo. Me pasaré esta noche por tu casa para felicitar a Fernando.

ELVIRA: Gracias, Trini. Hasta luego.

(Ambas salen a la calle y cada una va en una dirección. Del I sale el JOVEN.)

JOVEN: Rodolfo, ¿se puede saber qué haces? (Mirando con atención el piso IV del que un SEÑOR BIEN VESTIDO está sacando cajas.)

SEÑOR: Estoy de mudanza. He vendido el piso a muy buen precio y me he comprado una casita en las afueras. No aguanto más este sitio. El edificio es demasiado viejo; cualquier día se viene abajo.

JOVEN: La verdad es que sí. Durante un tiempo pensé que podrían cambiar algunas cosas, pero, después de diez años viviendo aquí, me doy cuenta de que no es así. Yo también he pensado poner mi casa en venta.

SEÑOR: Además, mira las escaleras. Volvieron a poner la misma barandilla, incluso después de que se cayera.

JOVEN: Tienes razón. ¡Pobre Paca!. Toda su vida diciendo que tuviéramos cuidado con la escalera porque estaba en mal estado y, al final, fue ella la que murió. Bueno y.....¿se puede saber a quién has encaramado este antro? 

SEÑOR: A un matrimonio joven. Estaban buscando piso por esta zona, porque, según dicen, tienen familiares cercanos. Al enterarse de que mi apartamento estaba en venta decidieron quedárselo.

JOVEN: No tendrán muchos recursos cuando han decidido vivir aquí.

SEÑOR: Al contrario, parecen de clase alta. El día que vinieron a ver el piso, iban muy bien vestidos y, según me dijeron, él es un empresario muy famoso y ella es profesora. Lo más raro es que me han pedido que les deje una tarta en la nevera.

JOVEN: Pues no sé lo que han visto de bonito aquí. Bueno, te dejo que sigas con la mudanza. Hasta luego.

(El JOVEN entra en su casa. URBANO y CARMINA salen del III.)

URBANO: Mira querida, otro que se va. Normal, este edificio está cada día peor.

CARMINA: No te quejes tanto, Urbano. Sabes que no podemos permitirnos nada mejor. Vamos a dar un paseo y a olvidarnos de las preocupaciones.

URBANO: Tienes razón. Vamos querida, pero camina despacio. Recuerda que el médico te dijo que no hicieras mucho esfuerzo. 

CARMINA: ¡Mira! ¿Te acuerdas de este pañuelo? Lo tejió Carmina cuando tenía quince años. Pensaba que lo había perdido, igual que perdimos a nuestra hija.

URBANO: Ella decidió irse. Espero que le vaya bien allá donde esté.

(Se disponen a bajar las escaleras cuando ELVIRA está subiendo.)

CARMINA: Buenas tardes.

ELVIRA: Muy buenas. Por cierto, quiero invitaros al cumpleaños de Fernando. Lo celebraremos esta noche. Sé que no hemos tenido mucha relación, sobre todo desde que los chicos se fueron, pero creo que ya es hora de poner fin a esta situación.

URBANO: No creo que....

CARMINA: (Dándole un codazo.) Iremos, creo que no habrá ningún problema.

ELVIRA: Estupendo. Os esperamos esta noche para cenar.

(ELVIRA entra en su casa).

URBANO: ¿Por qué has dicho que sí?

CARMINA: Pienso que es hora de que empecemos a llevarnos bien.

(Salen de la escena.)

(Es de noche y va a dar comienzo la fiesta de cumpleaños.)

(TRINI sale de su casa con un vestido sencillo, pero que le sienta muy bien. Llama a la puerta del II. Sale MANOLÍN.)

MANOLIN: Hola, Trini. Me alegro de que, finalmente, hayas podido venir.

TRINI: Yo también estoy contenta de poder acompañaros.

MANOLIN: Espero que esta noche podamos hablar.

TRINI: Manolín, ya sabes lo que pienso sobre estar juntos. Es imposible; podría ser tu madre. Soy bastantes años mayor que tú.

MANOLIN: Ya, pero eso no me importa. Yo te quiero, Trini.

TRINI: Después hablamos. Ahora déjame entrar para felicitar a tu padre y agradecer la invitación que me ha hecho tu madre.

MANOLIN: Adelante, pasa. ¡Mamá, papá, ha llegado Trini!

ELVIRA: ¡Que alegría me da verte! Manolín, deja la puerta abierta para que entren los demás invitados.

(El JOVEN entra por la puerta con un regalo entre las manos.)

FERNANDO: Pasa, muchas gracias. No tendrías que haberte molestado en comprar nada.

JOVEN: Es lo menos que podía hacer, después de lo bien que os habéis portado conmigo desde que llegué al bloque.

(URBANO y CARMINA entran en la casa. Vienen acompañados de ROSA quien, al tener dolores en las piernas, no puede apenas andar.)

ELVIRA: Gracias por venir. Rosa, siéntate en este sillón, ya verás lo cómodo que es.

ROSA: Muchas felicidades, Fernando. Gracias por tu hospitalidad, Elvira.

CARMINA: ¡Qué casa tan bonita tenéis y qué apetitosa parece la comida!

URBANO: Es verdad. Si me disculpáis, iré a hablar con Fernando.

MANOLIN: Voy a cerrar la puerta. Ya estamos todos.

(Los presentes empiezan a comer y charlar. Dos personajes entran en el edificio cargados de maletas. Las dejan en el IV. Cogen la caja con el pastel y se dirigen a la puerta del II. Llaman al timbre.)

ELVIRA: ¿Quién será?. No he invitado a nadie más. (Abre la puerta. La bandeja que lleva en las manos cae al suelo.)

FERNANDO: Elvira, ¿qué ocurre?

(Elvira empieza a llorar y abraza a uno de los personajes.)

URBANO: ¡Carmina, hija mía!

FERNANDO: ¡Mi hijo, mi hijo ha regresado!

CARMINA: ¡Carmina, Carmina! 

(Los dos personajes, después de recibir los abrazos de todos los presentes, entran en la casa.)

FERNANDO (Hijo): Pensábamos que en un cumpleaños no podía faltar una tarta y hemos decidido traerla.

CARMINA (Hija): Además, tenemos una buena noticia que daros. El próximo mes de febrero seremos padres y queremos que nuestro hijo crezca en este edificio.

ELVIRA: Esa es una magnífica noticia.

CARMINA: ¡Qué contenta estoy de que hayáis vuelto!

(Todos se divierten. Al cabo de unos minutos empiezan a marcharse.)

CARMINA (Hija): Fernando, yo voy yendo para casa, que tenemos que deshacer el equipaje.

FERNANDO (Hijo): De acuerdo. Yo ayudaré a mi madre a recoger y enseguida te acompaño.

(CARMINA entra en el IV.)

FERNANDO: Hijo, ¿puedes venir un momento? Tengo que hablar contigo.

(Los dos se dirigen al portal.)

FERNANDO: Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de tí.

FERNANDO (Hijo): Gracias, papá. ¿Por qué me dices esto?

FERNANDO: Porque has conseguido todo lo que yo quise tener una vez, hace mucho tiempo; pero, por las circunstancias de la vida, no alcancé. Quizás, no luché lo suficiente por conseguir mi sueño.

FERNANDO (Hijo): Papá....buenas noches. Estoy muy contento de encontrarme otra vez en casa.   

(FERNANDO entra en el IV.)

TELÓN.
 

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